Aunque todos los majariegos lo hemos transitado en infinidad de ocasiones, no deja de apetecernos, en cualquier época del año, darnos un reconfortante paseo por el Monte del Pilar. Encinas, retamas, pino piñonero… En definitiva, el bosque mediterráneo en todo su esplendor, a solo un paso de los comercios y los bares de Majadahonda.
En las 804 hectáreas que tiene en total la masa forestal (de las cuales 249 pertenecen a este municipio), somos capaces de reencontrarnos con la naturaleza casi sin darnos cuenta, sobre todo si, en nuestro periplo por el Monte del Pilar, llegamos hasta el Arroyo Valgrande, un vergel perfecto para desconectar en las épocas de más calor como lo son los meses más duros del verano.
En su ribera crecen fresnos o álamos, dibujando una bucólica imagen de postal que invita a quedarse todo el tiempo que la rutina diaria nos permita. Hasta allí se puede acceder a pie o en bici, ya que también hay senderos pensados para los amantes de los pedales. Pocas recompensas mejores se nos ocurren para terminar una tarde de deporte que sentarse a admirar los gorriones, herrerillos o picapinos y, quizá con suerte, algún erizo o una escurridiza ardilla.
Porque la diversidad animal no escasea en el Monte del Pilar. De hecho, fue parte del cazadero Real de Madrid en tiempos de Felipe II, algo lógico teniendo en cuenta que no es raro observar animales de mayor tamaño como jabalíes. Sin embargo, con el paso del tiempo y el aumento de la población comenzaron las particiones del terreno, y su mantenimiento a manos de patrimonios privados. Algo que ya es cosa del pasado, ya que el Plan General de Ordenación Urbana de Majadahonda reconoce este espacio como Parque Forestal y, por tanto, de dominio público.
Ello también implica una serie de limitaciones para garantizar la protección del entorno, algo que se aprecia en cuanto se pone un pie en el mismo. Dentro de la zona forestal podemos ver en todo momento la señalización para las rutas, así como una serie de carteles en los que nos informan de la fauna y la flora que nos circundan y que hemos visto anteriormente.
Pero no solo es vegetación y aire libre lo que nos ofrece el Monte del Pilar. En nuestro itinerario hay marcados infinidad de puntos de interés como la Huerta Vieja, las distintas zonas infantiles, el mirador de Cotoblanco y las ruinas de su Palacio, la Casa de Labor o incluso un área canina con circuito de Agility.
Para conservar todo esto en perfecto estado, es necesaria la vigilancia y el control de los accesos. Una garita de seguridad junto a la estación de cercanías nos marca su principal lugar de entrada, el cual podremos cruzar a partir de las siete de la mañana. “Solo” podremos estar allí hasta las diez de la noche. Y aunque parece mucho, en cuanto te dejas atrapar por la belleza del Monte del Pilar todas esas horas nos parecerán pocas.